Menu

Febrero el mes del amor, de la amistad y de las reconciliaciones. Por todos lados vemos que “love is in the air”, pero en mi caso ni el amor me salvó de que las aftas complicaran mi 14 de febrero:

Todo empezó con un date con mi crush, todo estaba saliendo bien con la cita perfecta porque tuvimos tanta química que al llegar el momento de llevarla a su casa y despedirnos ella se acercó para darme un beso pero me tuve que quitar. Ella con cara de ¿QUÉ?, yo con cara de:

poniendo mil pretextos y cerrando con un “yo te llamó”. Sí, le dije “yo te llamo”, todo hubiera sido diferente si me hubiera aplicado Kank-a® en el afta al iniciar los síntomas.

Pero la noche todavía no se acababa, faltaba mucho para que el día terminara. Me fui a levantarme el ánimo con mi taquero favorito, pero a la primera mordida ¡chin!, el afta del mal comienza a decirme que no le ponga chile, ni limón, y que las grasas la ponen irritable. Entonces, ahí va mi chance de comer rico, ahí se quebró mi relación con la comida, otra vez no tenía Kank-a®.

Y para rematar una llamada de mi mejor “amigo”, contándome una historia que parece podcast para pedir un consejo, pero no se conformó con mis respuestas monosílabas, no, él estaba esperando una respuesta igual de intensa. Y al final todo salió mal, mi BFF se enojó y me respondió “como quieras”, así que las aftas triunfaron y no solo dañaron mi boca, sino también mi relación con mi amigo por no poder hablar, ojalá hubiera tenido Kank-a®.

Decidí quitarme de rodeos y correr por Kank-a® , lo cuál me ayudó a reconciliarme con mi BFF, de la chica mejor ni hablamos, en fin nunca es tarde para conocer el poder antiséptico y anéstesico de Kank-a®, que además de evitarte problemas, te alivia al contacto.

Tú también reconcíliate con todo lo que amas #ActivaElPoderDeKanka y di

FIN.

Loading