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Él es Lalo, un chico apuesto y divertido, que se pasa la vida pensando en Ana, su novia, y anteriormente su mejor amiga, a quien hace tan sólo unas semanas se le declaró.

Lalo planeó por largo tiempo decirle a Ana que estaba enamorado de ella, y pedirle que fuera su novia, pero siempre algo lo frenaba, y últimamente, algo que lo torturaba día tras día y le complicaba la existencia, algo diminuto y doloroso llamado “afta”. Apenas llevaba tres meses usando brackets, y era lo más alejado a lo que podemos llamar “experto” con ellos, no terminaba de acostumbrarse a tenerlos, le lastimaban para todo y las aftas sólo lo empeoraban, hasta para hablar y comer, sus dientes de por sí ya dolían, y para acabarla las aftas no dejaban de aparecer en su boca debido al roce, su escenario no podía ser más complicado, pero aún así, él estaba profundamente enamorado y eso lo hizo armarse de valor al menos para pronunciar aquellas palabras que conquistarían el corazón de Ana, aunque había algo más que no lo dejaba tranquilo.

Ella es Ana, una chica guapa y alegre, que no por nada es el gran amor de Lalo, y tiene casi un mes usando brackets, su cita para colocárselos ya estaba más que programada, y no contaba con la gran sorpresa de Lalo, que se le declararía justo al día siguiente.

Ana, al igual que Lalo, tenía una experiencia nada agradable con sus brackets, constantemente chocaban sobre los bordes de su boca y aquello resultaba en un “afta”. Las aftas la torturaban a cada rato y prefería descartar ciertos alimentos para no lastimarse aún más, se rehusaba a beber cosas calientes o probar algo con picante, porque la situación de las aftas empeoraba. Sin embargo, estar con Lalo la hacía sonreír sin importar la gran incomodidad en su boca, aunque había algo que deseaba demasiado, a lo que no se rehusaba, pero tampoco se atrevía, debido al escenario en el que se encontraba.

Ambos están muy enamorados, pero hasta ahora comparten una inquietud, y todo por culpa de las aftas, porque no han podido darse su primer beso, nada más de imaginar la situación, duele, ellos saben que prácticamente cualquier cosa es pretexto para que las aftas los sigan torturando, además, cuando creen que ya desaparecerán, otras nuevas aparecen de la nada, y ninguno se ha creído el cuento de aliviarlas con remedios caseros, tan sólo de pensarlo, les duele aún más. Ni él ni ella quieren resignarse, pero les da pena siquiera mencionarlo, por eso Ana planea pedirle opciones o una solución a su dentista, ¡porque algo debe haber!

El mes se cumplió y el día de la primera cita con el dentista para la revisión de brackets de Ana llegó,
y ella preparó una larga lista de todo a lo que le ha tenido que decir “no” gracias a las aftas que aparecen con gran frecuencia. Después de tanta queja, el dentista le dijo que uno de sus pacientes le había recomendado Kanka®, para deshacerse de las aftas y de toda esa tortura que le impedía hasta comer tranquilamente, y que no sólo las alivió al contacto, sino que también dejó una película protectora para evitar infecciones futuras en su boca.

Ana quedó maravillada y al salir del consultorio compró su Kanka® y otro para Lalo, lo usó enseguida y comprobó que el alivio es inmediato, así que se lo llevó lo antes posible, para dejar de postergar la ya muy larga espera y ponerle fin a la tortura de las aftas.

Lalo utilizó Kanka® y tan sólo en segundos sintió el alivio, la tortura desvanecía y sus ganas por besar a Ana se hacían más presentes que nunca.

Una vez aliviados y libres de molestia ocasionada por aftas, suspiraron, se miraron fijamente, sus corazones se aceleraron, sus manos sudaron, y se acercaron lento y con delicadeza hasta que sus labios se encontraron.

FIN.

Que el amor nunca falte, ni en tu corazón ni en tu boca, protégela de la tortura ocasionada por aftas y lesiones con Kanka®.

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