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¡Ay, dolor…! ¿Ya me volviste a dar? En este mundo hay sólo 2 tipos de personas, quienes han huido de la tortura de un afta y quienes se la viven torturados por las aftas.

Como sabemos existen muchas razones para que un afta aparezca en la boca y empiece a hacernos la vida imposible, pero, aunque no lo crean, las aftas tienen víctimas favoritas para torturar.

• Víctima No. 1 – El que usa brackets

Si bien es cierto que traer brackets ya es doloroso, imagínense con aftas, aquello es tortura pura.

Las aftas y lesiones bucales están a la orden del día, hay que cuidar cada movimiento porque cuando menos lo esperas algo ya salió mal, un pequeño roce del metal con las paredes de la boca y tu chance se acabó, tortura segura.

• Víctima No. 2 – El que se enferma a cada rato

Una de las causas de aparición de aftas son las bajas defensas en el organismo, así que sí, muy probablemente aquel que se la vive con el papel en la mano y las pastillas para el resfriado está sufriendo tortura de manera silenciosa.

• Víctima No. 3 – El que se la vive estresado

El estrés es uno de los mejores aliados de la tortura por aftas y lesiones bucales, y el más sigiloso de todos, porque es difícil verle la cara, identificarlo, pero vaya de cosas que provoca.

Así que el que se la viva trabajando, ocupado, atareado y a eso le sume malos hábitos como no comer, no dormir y no tomar agua, es víctima segura de aftas y no hay forma de escapar a menos que su ritmo de vida cambie.

¿Quién podría sumarle tortura a su apretada agenda?

• Víctima No. 4 – El que mastica chueco

No, no nos referimos al que come a toda prisa, sino al que no sabe masticar coordinadamente, ese que con una distracción mínima ya movió la quijada para que los dientes no caigan en el mismo lugar que la primera vez.

Muchos hemos sido la “víctima no. 4”, porque sin duda hemos pasado por ese momento “extraño” de que cuando menos lo esperas ya te mordiste, y de nada sirve gritar para adentro y enojarse, al final ahí está el afta y todo su ejército de tortura.

• Víctima No. 5 – El acelerado

Mentirían aquellos que hacen todo con prisa diciendo que nunca han tenido un afta, porque “el cepillazo” es un clásico después de lavarse los dientes corriendo.

Pegarse con el cepillo de dientes es doloroso y más sabiendo que como resultado siempre habrá un afta, aunque lo peor de esta situación es que las víctimas nunca dejan de caer, porque casi siempre la prisa puede más que la razón.

Pero además,
teniendo Kanka® a la mano, no hay de qué preocuparse.

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